sábado, 19 de noviembre de 2011

sesión 9

Frente a una comparación como la propuesta por Hannah Arendt, es claro que todo paralelo establecido entre dos puntos contrarios siempre va a generar que las conclusiones sean de tipo radicales. Es quizá fantasioso creer que con todos los cambios sociales, políticos, culturales, ambientales, económicos, religiosos y hasta científicos, el mundo no se transforme, puesto que éste está determinado por quienes le habitan. Aun cuando la comparación entre la prevalencia de la vida pública en la época clásica y la relevancia del respeto a la vida privada de la actualidad, presente diferencias, yo no vería éstas alteraciones como meros cambios arbitrarios, sino como toda una evolución del pensamiento humano, un paso desde el sometimiento de la razón a lo predeterminado hacia la autonomía integral reconocida a cada persona.

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